El jueves estuvo Félix Albo en La Luna

Fuente: Los cuentos de la luna  , por Luis. A


El jueves asistimos en La Luna a la sesión de un narrador que cuenta sus propias historias. Propias en todo los sentidos, porque por cómo las escribe, y por cómo las cuenta, no puedo por menos de sospechar que algo debe haber en ellas de la vida de Félix. O vivido, o visto, o escuchado por ahí.
Yo a Félix lo tenía leído (no mucho, que tampoco su ritmo de producción es como el de César Vidal). Y sabía que generalmente escribe lo que cuenta, pero no le tenía escuchado.

Si leídos sus cuentos juegan a dirigirse a veces a la cabeza, a veces al corazón, a conjugar finos toques de humor con pasajes más emotivos, escuchados adquieren una nueva dimensión, que el propio autor les otorga al aplicarles el ritmo, las pausas, el tono....

Félix esto lo hace muy bien, y no se puede decir de cualquier autor (¿quién ha escuchado a Neruda recitado por Neruda?)

En cuanto a la sesión en sí, con algunos cuentos breves en la primera parte y un cuento-río en la segunda, tiene una estructura circular que particularmente me gusta, porque te hace parecer listo ("¡aaah, este es el personaje aquél que desapareció hace hora y media....!"), y no es mala estrategia para ganarse al público.

En serio, me gusta esa estructura circular en que al principio se abre un hilo argumental que se cierra al final, porque da unidad a la sesión, y aunque los cuentos sean independientes entre sí, se crea entre ellos un nexo común de personajes o de situaciones compartidas que mantiene viva la atención de los espectadores, nos mantiene dentro de la historia todo el tiempo. Una historia además cercana, compuesta casi con cotilleos de familia, con momentos en los que Félix se sentaba, y daba la sensación de contárnoslo como queriendo decir "esto que ahora os cuento, que no salga de aquí".


Aparte de la unidad de las historias, la forma de narrar de Félix también mantiene despierta la atención de los que escuchan. Porque o estás atento o fijo que te pierdes algo.
Este hombre, cuando el cuento le lleva a lanzarse, es un huracán. No sé cómo lo hace para respirar a la vez que habla. Y lo que me asombra es que no pierde hilo de los detalles, de los que están llenos sus cuentos, y esto a una velocidad de vértigo y con un aplomo que dice mucho de su categoría profesional.


Por mi parte, con esta sesión me saqué la espinita de poder escucharlo por fin, que ya iba siendo hora (hemos coincidido por ahí en un par de ocasiones antes, pero no le había visto contando), y contento de que la espera haya merecido la pena.


Nota internauta:
Para quien tome cuenta de las sugerencias que por aquí se dan, la página web de Félix de momento no va, pero podéis seguir sus andanzas y escritos en su blog.

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