FUENTE: ARTEZ   Viene de Junio. 


Virginia Imaz


Viene de Junio. Resulta curioso que en el año 1996 quisieron invitar a un narrador de cada comunidad autónoma y entonces, “oficialmente” no había en muchas de ellas. No había por ejemplo, en Galicia, sede en la actualidad de algunas de las narradoras y de los cuenteros con mayor prestigio y reconocimiento en el panorama nacional. La Maratón es una iniciativa muy local y popular, que es posible gracias a la colaboración desinteresada de más de 200 personas voluntarias, pero al mismo tiempo es un proyecto muy universal por los invitados que trae en cada edición y la cantidad de narradores y de escuchadores profesionales que peregrinamos allí cada junio. En el año 2001 la biblioteca de Guadalajara inició un proyecto de colaboración con la biblioteca de Beja en Portugal, en el 2003 con La Maison du Conte en Francia y en el 2005 abordó un proyecto europeo, que sigue dando sus frutos en materia de cooperación y colaboración transnacional. La edición de la Maratón de cuentos de Guadalajara de este año, tendrá lugar en breve, del 12 al 14 de mayo del 2009 y el leiv-motiv de este año será la memoria. Están previstas una mesa redonda de recopiladores de historias de la tradición oral y otra con directores de Festivales de Oralidad de diferentes lugares del mundo. Tienen la intención de ofrecer al auditorio, cada hora en punto una retahíla o un trabalenguas.


Ignacio Sanz es el director del Festival de Narradores Orales de Segovia, además de autor, romancero y apasionado de las letras. Entre bromas y veras, recordó al auditorio que lo que estamos haciendo (narradores, cuenteras, recopiladores, folkloristas...) es de enorme trascendencia. Defendía la búsqueda de la excelencia literaria y el entrenamiento en la excelencia artística para crear grandes pasiones en quien nos escucha. Habló de la importancia del espacio y del tiempo para crear un ritual que invite al privilegio de poder escuchar. El Festival que él dirige tiene lugar en el patio interior de una Casona del siglo xvi que sólo tiene capacidad para 300 sillas. Hay más demanda. La gente sabe que si se retrasa tendrá que escuchar de pie o que incluso no podrá entrar. Ignacio defendía el respeto por los horarios. En el patio de los cuentos, cuando las campanas del reloj de la Iglesia cercana dan las 22.00 h. comienza la narración. El respeto a la gente que ha llegado puntual, el respeto al público en la elección de los cuentos, el respeto al espacio y a la dignidad de nuestro oficio. Comentó cómo ese mismo día el narrador Pep Bruno había tenido un incidente con un fotógrafo de un periódico local que haciéndole fotos a él y a las criaturas que estaban escuchando sus cuentos se había puesto reiteradamente en el escenario y entre el narrador y el público. En su opinión todavía hay camino por hacer para dignificar la profesión, para convencer a un buen número de públicos potenciales de que los cuentos no son sólo para niñas y niños. Y que este viaje sólo llegará a buen puerto mediante la calidad y la excelencia. Destacó el papel de la crítica especializada para visibilizar y valorar el trabajo de los y las profesionales. Me consta de la tarea de la prensa en Segovia, en este sentido, tan poco habitual y tan necesaria para reconocer el trabajo de cuentería. También habló de otra iniciativa que lleva adelante en Segovia: “La poesía también cuenta”, donde la gente que acude sale como si hubiera estado tocando el cielo. No me cabe duda alguna.

Pep Bruno, narrador, editor y autor de Guadalajara ofició, finalmente, de portavoz de la experiencia de la Maratón de cuentos de Gran Canaria. Pero no sólo se refirió a la Maratón. Rindió tributo a Agüimes y a su Festival de oralidad, uno de los más veteranos y de mayor prestigio a nivel nacional y agradeció al Cabildo y a la biblioteca insular la programación continuada de cuentos que desarrolla en 21 municipios de la isla, una vez al mes durante el curso escolar. Se trata de “Días de cuentos”. Cada mes un narrador o cuentera de la isla y otra persona del oficio de la península recorren los diferentes pueblos contando cuentos. El movimiento de la oralidad es allí poderoso y los espectáculos de narración oral para todo tipo de públicos gozan de prestigio y de reconocimiento. En la capital, también tiene lugar la iniciativa de “los cuentos eróticos” que se van trasladando por los rincones “patrimonio de la humanidad” de la ciudad. Es una palabra en la calle, itinerante, provocadora, que busca convocar público que a priori no iría precisamente a escuchar una sesión de cuentos. A menudo se comienza a contar en este peregrinaje callejero con unas 300 personas de público y se acaba la actividad con más de 1000. La palabra seduce, engancha, crea seguidores. También desarrollan una iniciativa específica para narrar cuentos de miedo. Y proponen de forma periódica cursos de formación. La idea motor de toda esta programación era que no querían tener cuentos sólo unos días concretos y “pasar necesidad” de historias el resto del año. Querían que los cuentos fueran empapando a la población poco a poco pero de forma continuada, por lo que la Maratón de Cuentos es sobre todo un fin de fiesta para esta actividad permanente. El pasado 15 de mayo fue el 9º año consecutivo que se celebraba. Además de que en esta actividad, muy popular, cuentan un cuento todas las personas que lo desean, la organización convida a varios profesionales de la narración a intervenir de vez en cuando. Otras personas graban también sus cuentos en vídeo y son proyectados en una pantalla. ¡Toda una fiesta de la palabra...!

En el debate posterior, surgió el tema de la fragilidad de la pervivencia de este tipo de festivales, maratones y fiestas de la palabra, ya que en el último año, citas con la oralidad de impronta muy significativa, como los Festivales de Hellín, Orba, Gijón, el Madrid de cuentos o –hemos sabido esta baja recientemente– en Úbeda se cuenta, han caído por problemas burocráticos, por recortes presupuestarios o por el desgaste que acarrea a la gente que organiza estas iniciativas, cierta ceguera institucional, que no sabe, no puede o no quiere ver el inconmensurable legado cultural de la narración oral. Los cuentos son un patrimonio intangible de la humanidad. Son un derecho y una necesidad. Este 20 de junio compañeros y compañeras de la profesión nos estamos planteando celebrar en Úbeda una especie de velatorio de la palabra, un “boca cerrada”. Estamos considerando ir a “callar” cuentos. No quiero ni siquiera imaginar el dolor de tanto silencio...

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